Hace unos 25 años atrás, la estación Amanpuri vió la llegada masiva de mochileros, donde se quedaban a hospedar.
Amanpuri fue la primera zona que abrió alojamientos, en donde hoy todo es exclusivo y caro, dentro del imperio creciente de Aman. En este lugar, hoy se notan los detalles, como las velas y los músicos que hacen la estadía más agradable, o las cenas con flores comestibles mezcladas con pomelo y carpaccio de lubina servida en vajilla de porcelana en un rico restaurante japonés.
La exclusividad de Amán corre paralela a la revolución en la isla tailandesa que ha visto como los mochileros de antaño van en extinción. Hace unos 25 años atrás, había sólo unos pocos hoteles en Patong. Hoy todo es más caro y exclusivo. Hay más infraestructura.
En Patong, se puede encontrar muchas cosas interesantes, como boutiques para blanquear los dientes, bares con cócteles variados, una oferta de gastronomía especializada y vinos caros, además de masajistas y fotógrafos amateur que intentan fotografiar a los turistas para luego venderles el recuerdo.
No todos los que viajan a Phuket se atreven a ir a Patong. Este es un destino más exclusivo, que se está abriendo a mercados de alto poder adquisitivo, como los árabes, que podrán viajar más fácil con las nuevas rutas aéreas que se han abierto desde finales del año pasado.
Los viajeros árabes, tienen la opción de hacer escala haciendo senderismo por el desierto y megasafaris en el centro comercial del Oriente Medio, antes de llegar a las playas.
Por lo que hemos visto, el principal recurso de Phuket está en la vida de resort, porque no hay mucho en el camino para ver allí. Hay tiendas, como las Thompson, donde venden sedas finas, o donde venden cráneos de búfalos de agua o linternas gigantes. También hay tiendas que hacen gastar el dinero de mala forma, como las que tienen falsas gemas en las afueras de Patong.
Phuket atrae el comercio, porque es rica en estaño, y atrae a empresarios árabes, chinos y europeos. Todavía es una de las regiones más ricas de Tailandia. Aunque parezca increíble, conviven en este lugar lugares ultra modernos y otros ultra básicos, como las chozas que venden gasolina al lado de la carretera. Es raro ver sitios casi artesanales al lado de tiendas de diseño, y un sinfín de apartamentos de lujo.
Junto a las villas de lujo de Bayan Tree, hay un lujo que sólo es asequible para moscovitas ricos, que son los que mantienen las tasas de ocupación de las habitaciones tan altas como algunos precios.
Entre las actividades, está el golf, los spas con sus tratamientos de ylang ylang y aceite de pimienta negra y los masajes. El sushi que hacen aquí debe ser el mejor del mundo.
El Hotel The Surin, tiene unas villas muy elegantes que conjugan perfecto con su paisaje al lado del acantilado, con su oferta de piñas coladas, cocos fríos y tónicos. Este hotel fue remodelado el año pasado.
Los inversores están buscando en las playas vírgenes más escasas que hay en la isla, y han generado planes como un retiro, en la Playa Natai, justo al norte del estrecho que separa Phuket desde el continente. Uno de los destinos de lujo que se han vuelto populares es un puesto de avanzada de los Seis Sentidos, en Koh Tao Noi, llamado como “Más allá de Phuket”. Ésta isla mayoritariamente musulmana tiene poco desarrollo, aunque se puede salir a Takao Pier para comer una pizza de estilo italiano, hecha bajo la dirección de un italiano expatriado que llegó para escalar a la isla, y finalmente se quedó.
El Six Senses hace todo lo posible para impulsar el lujo en medio de un ambiente minimalista, rodeados de cañas de bambú y vegetación fresca.
Resumiendo, los mejores hoteles son: El Amanpuri, Banyan Tree, The Surin, y el Six Senses Yao Noi, Koh. Para comer y beber: El Kan Eang, el Laem Hin en Pukhet Town, La Luna y Lim en Kalim Beach. Una oferta variada, apta sólo para gente solvente.
Vía/ Independent, Foto/Flickr (Sareeta)