Ubicada en el centro de una llanura rodeada de paisajes verdes y montañas en donde se desarrolla principalmente la actividad agrícola, se conserva intacto, el poblado de Chanthaburi.

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Es interesante visitar el tradicional barrio vietnamita que todavía conserva sus líneas de construcción originales, así como visitar e ir de compras al mercado de las piedras preciosas donde todos los fines de semana se reúnen comerciantes que llegan de todo el país para comercializar gemas preciosas que dan fama a esta ciudad.

Desde Chanthaburi, se está en el punto de partida para conocer playas y lugares tranquilos donde meditar si se desea.

La llanura de Chanthaburi por su ubicación cercana al mar y las colinas goza de temperaturas cálidas y suaves durante todo el año, propiciando el cultivo de tecas, cocoteros y pimientos aunque las más deliciosas frutas salen de las huertas, frutas como mangostán, litchi, pomelo, mango y piña, entre otras.

Chanthaburi es el epicentro mundial del comercio de rubíes y zafiros, aunque ya sus minas no son como antes ya que han quedado casi completamente agotadas y ahora las piedras se importan desde Camboya o Birmania, dando vida a la industria del tallado de piedras preciosas y al mercado donde se transan especialmente por las mañanas, Talat Phloi.

No hay que perderse de visitar el barrio vietnamita, ubicado en la rivera del río. Las casas coloniales y la Catedral de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción que destaca con sus tonos grises entre los colores azulados de las montañas y las misas que se realizan para Semana Santa.

Actualmente, esta es la iglesia católica más grande de Tailandia, decorada en su interior con un estilo neogótico, con vidrieras europeas, bóvedas ojivales y imágenes adornadas con flores de jazmín. Su escalera de caracol sube a 15 metros de altura.

Foto: Flickr

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