No es un misterio que en Tailandia mueren turistas de un modo misterioso en algunas ocasiones. Tal vez no sean la mayoría, pero las condiciones en las que mueren, es de miedo.
Hace algunos días atrás, un turista británico murió por causa de una bala perdida disparada por un hombre local que participaba de una riña. El sujeto fue arrestado y acusado por posesión ilegal de armas.
Ningún turista espera morir mientras está bailando con sus amigos en un bar cercano a la playa, como le sucedió a este turista cerca de la playa en Koh Phangan. Este caso causó tanta conmoción, que el mismo embajador británico viajó a la isla para revisar el caso con las autoridades locales.
Con el drama del incendio en la discoteque de Brasil, uno cree que la seguridad se obtendría si hubiese mejores normas, fiscalización y instalaciones, además de consciencia ciudadana, pero resulta ser que no. Nada de eso es suficiente, porque luego que descartamos cualquier fuente de peligro visible, nos vemos acechados por asesinos invisibles que pueden atacar en cualquier momento.
Las riñas y las balas perdidas deben dejar una estadística de muertos cada año. No sé cuantos serán los que caen por esta causa, pero sean los que sean, nada podría ser peor que morir por algo como esto estando en otro país, lejos de la familia, los amigos y todo lo que genera alguna sensación de pertenencia. Prevenir dramas como éste, implicaría no salir a ninguna parte, y ni aún así, se estaría libre de recibir un disparo que perfectamente podría llegar desde la calle.